El Museo del Prado, oficialmente conocido como Museo Nacional del Prado, es una entidad destacada en el panorama mundial, no solo por su prestigio sino también por su elevada afluencia de visitantes, siendo el decimotercero más visitado en 2022 entre los museos de arte. Localizado en Madrid, España, el museo se ha consolidado como la institución cultural más relevante del país, tal como lo indica el Observatorio de la Cultura de 2023. La colección del Prado es particularmente rica en obras de maestros españoles y de diversas escuelas pictóricas europeas, abarcando desde el siglo XV hasta el XVIII, y españoles del XIX. Jonathan Brown, un reputado historiador del arte, reconoce al Prado como un museo primordial en pintura europea.
Las colecciones del Prado se destacan por albergar extensas y significativas obras de Velázquez, el Greco, Goya (el artista más representado en el museo), Tiziano, Rubens y el Bosco, constituyendo las mejores y más amplias colecciones de estos artistas a nivel mundial. Además, el museo cuenta con destacadas selecciones de Murillo, Ribera, Zurbarán, Paret, Fra Angelico, Rafael, Veronese, Tintoretto, Durero, Patinir, Antonio Moro, Van Dyck, y Poussin, entre otros. Alfonso E. Pérez Sánchez, ex director del museo, ha resaltado la importancia del Prado como emblema de la cultura y la historia españolas.
El inventario del Prado, hasta febrero de 2017, incluía más de 35,000 objetos, con una vasta colección de pinturas, dibujos, estampas, esculturas, piezas de artes decorativas, armas y armaduras, medallas y monedas, fotografías, libros y mapas. A pesar de las limitaciones espaciales, el museo ha sido capaz de exhibir una selección de alta calidad de aproximadamente 900 obras, definida como «la mayor concentración de obras maestras por metro cuadrado». Con la ampliación de Rafael Moneo en 2007, se aumentó significativamente el número de obras expuestas.
El Prado, al igual que otros museos de renombre como el Louvre y los Uffizi, se originó de la afición coleccionista de las dinastías gobernantes. La colección es particularmente asimétrica, reflejando los gustos personales de los reyes españoles, sus alianzas y enemistades políticas. A diferencia de museos enciclopédicos, el Prado se caracteriza por ser una colección intensa y distinguida, formada principalmente por unos pocos reyes aficionados al arte, y aunque se han hecho esfuerzos por completar ciertas ausencias, el enfoque ha estado en reforzar el núcleo esencial de la colección. La colección del Prado ha sido admirada por generaciones de artistas, y es considerada por muchos una «colección de pintores admirados por pintores».
Las escuelas pictóricas de España, Flandes e Italia tienen un papel protagónico en el Prado, seguidas por el fondo francés, la pintura alemana y otras. Aunque menos conocidas, el museo también cuenta con importantes secciones de artes decorativas y una colección de esculturas, en particular greco-romanas. El Prado forma parte del Triángulo del Arte junto con el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, siendo un punto de interés turístico crucial en Madrid.
La historia del Museo del Prado se inicia con el conde de Floridablanca, quien, bajo la influencia de la Ilustración y con el apoyo de Carlos III, planeó la creación de un Real Gabinete de Historia Natural, parte de un conjunto de instituciones científicas en la Colina de las Ciencias, que incluía el Real Jardín Botánico y el Real Observatorio Astronómico. El proyecto fue encargado a Juan de Villanueva, uno de los arquitectos favoritos del rey, culminando en una obra maestra del Neoclasicismo español.
A pesar de que las obras se extendieron durante los reinados de Carlos III y Carlos IV y sufrieron el impacto de la Guerra de la Independencia, la recuperación del edificio fue posible gracias al interés de Fernando VII y su segunda esposa, Isabel de Braganza. El Museo Real de Pinturas se inauguró en 1819, inicialmente albergando una selección de obras de la escuela española. Con el tiempo, el museo fue ampliando sus colecciones y salas, aunque enfrentó desafíos relacionados con su vinculación a la Corona y la división testamentaria de los bienes de Fernando VII.
Tras el destronamiento de Isabel II, el Prado pasó a ser considerado un bien de la Nación. La integración de otras colecciones, como el Museo de la Trinidad y el Museo de Arte Moderno, enriqueció significativamente su acervo. A pesar de enfrentar ciertas precariedades y desafíos de seguridad durante el siglo XIX y parte del XX, el museo ha experimentado una serie de mejoras y ampliaciones, incluyendo la notable ampliación diseñada por Rafael Moneo, inaugurada en 2007.
El Prado no solo ha sido testigo de la historia y la cultura, sino que también ha enfrentado incidentes como el expolio del Tesoro del Delfín y la evacuación de sus obras maestras durante la Guerra Civil. A pesar de estos desafíos, el museo ha logrado mantener su reputación y enriquecer su colección, siendo un testimonio vivo del arte y la historia.
El Museo del Prado alberga más de 8600 obras pictóricas, con un origen diverso: unas 3000 proceden de la Colección Real, más de 2000 del Museo de la Trinidad, y más de 3500 son de adquisiciones recientes, incluyendo las integradas por el Museo de la Trinidad y las procedentes del Museo de Arte Moderno en 1971.
La Colección Real es el núcleo fundamental del Prado, con los monarcas españoles como coleccionistas notables a lo largo de los siglos. La colección, que se cimentó principalmente en la época de Felipe II, incluye obras de Tiziano, El Bosco, y otros. A lo largo de los reinados, la colección se enriqueció con aportaciones significativas, especialmente durante los periodos de los Habsburgo y los Borbones, incluyendo obras de Velázquez, Rubens, y Goya, entre otros. Sin embargo, sufrió pérdidas considerables durante la Invasión napoleónica, con la sustracción de obras significativas.
El Museo de la Trinidad representa el segundo gran núcleo de las colecciones del Prado. Originado a raíz de las Leyes de Desamortización de Mendizábal, agrupó obras de arte de instituciones religiosas, junto con adquisiciones de arte contemporáneo por el Estado. Aunque sus fondos eran menos extensos y variados que los de la Colección Real, su integración al Prado en 1872 aportó obras destacadas y exacerbó la ya existente saturación de espacios en el museo.
El Museo de Arte Moderno (MAM) existió entre 1894 y 1971, focalizado en el arte de los siglos XIX y XX. Sus colecciones de arte decimonónico se integraron al Prado, mientras que las del siglo XX se mantuvieron en el Museo Reina Sofía. Este museo, que compartía espacio con otras instituciones, enfrentó problemas de espacio y tuvo que practicar una política de depósito de obras en otras sedes.
En cuanto a las nuevas adquisiciones, el Prado ha complementado sus colecciones mediante compras, donaciones, herencias, legados, y la modalidad de pago de impuestos mediante obras de arte. Estas adquisiciones han enriquecido principalmente las colecciones existentes, añadiendo obras de artistas tanto prominentes como poco representados previamente. A lo largo de sus casi 200 años, el museo ha destacado por adquisiciones significativas como las de Fra Angelico, así como por valiosos legados y donaciones, contribuyendo a la expansión y diversificación de sus colecciones.
La colección de pinturas del Museo del Prado, compuesta por diversas escuelas nacionales, es reconocida mundialmente por su calidad y amplitud.
Pintura Española: Con aproximadamente 4900 obras, la sección de pintura española es no solo la más extensa del Prado, sino también la más destacada a nivel mundial. Cubre desde el arte románico del siglo XII hasta comienzos del siglo XX, incluyendo obras maestras de Velázquez, Goya, El Greco, Zurbarán, Ribera, Murillo, y muchos otros. La colección es particularmente rica en pintura gótica, Renacimiento, manierismo y Barroco, y posee una colección incomparable de obras de Goya.
Pintura Italiana: La sección de pintura italiana cuenta con más de 1000 obras. Aunque presenta ciertas lagunas, especialmente en obras anteriores al siglo XVI, contiene piezas fundamentales del Renacimiento y el Barroco. Destacan los trabajos de Fra Angelico, Rafael, Tiziano, Caravaggio y Tiepolo, entre otros. La colección de pintura veneciana del XVI es especialmente notable, constituyendo la mejor colección de Tiziano fuera de Italia.
Pintura Flamenca: Esta colección, la tercera en importancia en el museo, es significativa tanto en cantidad como en calidad. Incluye obras de los primitivos flamencos como Robert Campin y Rogier van der Weyden, así como de artistas del siglo XVII como Rubens, Van Dyck, y Brueghel. Destaca por tener la mejor colección de El Bosco en el mundo.
Pintura Francesa: Con más de 300 obras, esta colección es notable aunque menos extensa que las anteriores. Incluye obras maestras de Poussin, Claudio de Lorena, Georges de La Tour y otros artistas del siglo XVII y XVIII, además de una importante selección de pintura neoclásica y del siglo XIX.
Pintura Alemana: Es una colección más limitada pero de alta calidad, destacando especialmente cuatro obras maestras de Alberto Durero. También incluye importantes piezas de Lucas Cranach el Viejo, Hans Baldung Grien y otros artistas alemanes.
Pintura Neerlandesa: Esta colección es reconocida por su calidad, aunque no es extensa. Incluye una importante obra de Rembrandt y ejemplos de artistas como Willem Claesz. Heda y Jan Davidszoon de Heem.
Pintura Británica: Es una colección pequeña pero selecta, que abarca principalmente retratos de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, con obras de Thomas Lawrence, Joshua Reynolds, y otros.
Otras Escuelas: Incluyen colecciones menores pero significativas de pinturas hispanoamericanas, filipinas, suecas, danesas, estadounidenses, y de otras regiones. La colección portuguesa, aunque pequeña, incluye algunas piezas destacadas del siglo XVI.
El Prado es particularmente reconocido por tener la colección más completa de ciertos artistas como Velázquez, Goya, Ribera, Murillo, El Greco, Tiziano, y Rubens, entre otros. El museo también destaca por sus esfuerzos en enriquecer las colecciones con adquisiciones recientes y donaciones significativas.
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Lleno de historia y obras maestras. Desde la majestuosidad de «Las Meninas» hasta la belleza de las pinturas de Rubens, cada sala es una nueva aventura. Recomiendo ir con tiempo y si puedes, toma la visita guiada; aprendes mucho sobre cada obra y su artista. Es enorme, así que prepárate para caminar y maravillarte durante horas. Sin duda un tesoro de la cultura española.