La Catedral de Sevilla, oficialmente conocida como la Santa, Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral de Santa María de la Sede, es mucho más que un monumento religioso. Es un testimonio de la historia, la cultura y el arte que se entrelazan en la ciudad de Sevilla. Este majestuoso templo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, representa uno de los más impresionantes ejemplos de arquitectura gótica en el mundo. Su imponente estructura, su rica historia y su profunda significación espiritual atraen cada año a millones de visitantes de todas partes del mundo, convirtiéndola en un emblema indiscutible de la ciudad.
Inicios como Mezquita Mayor
La historia de la Catedral de Sevilla comienza en el siglo XII, cuando el sitio albergaba la Mezquita Mayor, una joya de la arquitectura almohade. Tras la conquista de Sevilla por Fernando III de Castilla en 1248, la mezquita se transformó gradualmente en una catedral cristiana, manteniendo y adaptando muchas de las estructuras originales islámicas, incluyendo el Patio de los Naranjos y el minarete, conocido hoy como La Giralda.
Transformación en Catedral Cristiana
En el siglo XIV, el cabildo catedralicio decidió construir un templo que reflejara la prosperidad y el poder de Sevilla, una ciudad que en aquel entonces era un importante centro comercial y cultural. Se dice que los canónigos pronunciaron la famosa frase: “Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vean labrada nos tengan por locos”. La construcción de la actual estructura se inició en 1401 y se prolongó durante más de un siglo, resultando en la magnífica catedral gótica que vemos hoy.
Influencias Arquitectónicas
La Catedral de Sevilla es una síntesis de estilos que abarca desde el gótico hasta el renacentista y el barroco, reflejo de las diversas etapas de construcción y enriquecimiento que ha experimentado a lo largo de los siglos. Con una superficie de 23.500 metros cuadrados, no solo es la catedral gótica más grande del mundo, sino también un testimonio de la maestría y el ingenio de los arquitectos y artesanos que la erigieron.
Historia y Arquitectura
La Giralda, originalmente el minarete de la Mezquita Mayor, es uno de los iconos más emblemáticos de Sevilla. Tras la reconquista, fue transformada en el campanario de la catedral, conservando su estructura almohade y añadiendo un cuerpo de campanas de estilo renacentista. Con sus 97,5 metros de altura, la Giralda ofrece una de las vistas más espectaculares de la ciudad, permitiendo a los visitantes admirar Sevilla desde las alturas.
La Réplica de «El Giraldillo»
La cima de La Giralda está coronada por «El Giraldillo», una escultura que representa la fe triunfante y que ha llegado a ser un símbolo de la ciudad. Durante una restauración en el siglo XX, una réplica fue colocada en la catedral a ras de suelo, permitiendo a los visitantes apreciar de cerca la magnificencia de esta obra.
Los exteriores de la Catedral de Sevilla son un compendio de arte e historia. El Patio de los Naranjos, heredado de la mezquita almohade, es un espacio de serenidad y belleza, donde los naranjos y la fuente central crean un ambiente de paz y reflexión. Las puertas de la catedral, cada una con su propia historia y simbolismo, invitan a los visitantes a explorar los tesoros que alberga este monumental edificio. La Puerta del Perdón, la Puerta de la Asunción y la Puerta del Príncipe son solo algunas de las que resguardan los secretos de este templo histórico.
La Capilla Mayor y su Retablo Gótico
El interior de la Catedral de Sevilla es un tesoro de arte y devoción, donde cada capilla, cada retablo, y cada rincón cuenta una historia. La Capilla Mayor alberga uno de los retablos más impresionantes y grandes del mundo gótico. Con una altura de más de 20 metros y una superficie de 246 metros cuadrados, este retablo es una obra maestra de la imaginería religiosa, narrando a través de sus figuras talladas en madera dorada diversas escenas de la vida de Cristo. La sillería del coro, protegida por rejas de estilo plateresco, complementa la majestuosidad de este espacio sagrado.
La Capilla Real y la Tumba de Cristóbal Colón
La Capilla Real es otro de los espacios destacados dentro de la Catedral de Sevilla. Es aquí donde descansan los restos de algunos de los más significativos monarcas de España, como Fernando III «el Santo», y su hijo, Alfonso X «el Sabio». Además, este lugar alberga lo que se presume ser la tumba de Cristóbal Colón, un hecho que añade un aura de misterio y grandeza a la ya impresionante catedral.
Obras de Arte y Patrimonio Cultural
La Catedral de Sevilla no solo es un lugar de culto, sino también un importante museo que alberga más de 500 obras de arte, realizadas entre los siglos XVI y XXI. Entre las joyas que se pueden admirar en su interior destacan pinturas de artistas de renombre como Alejo Fernández, Pedro de Campaña, Luis de Vargas, Francisco Pacheco, Juan de Roelas, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Domingo Martínez y Francisco de Goya. Además, se conservan importantes esculturas de artistas como Martínez Montañés, enriqueciendo aún más el vasto patrimonio cultural que posee la Catedral de Sevilla.
El Órgano de la Catedral
Uno de los elementos más notables en el interior de la Catedral es su impresionante órgano. Con más de 15,000 tubos y cinco teclados, es considerado uno de los órganos más importantes y refinados de España. A pesar de que el órgano original sufrió daños en el derrumbe de 1888, el actual, instalado en 1901, continúa fascinando a visitantes y fieles con su sonoridad única y su compleja mecánica.
La Danza de los Seises
Una de las tradiciones más pintorescas y singulares de la Catedral de Sevilla es la danza de los Seises. Este ritual, realizado por un grupo de diez niños vestidos con trajes de la época del siglo XVI, se lleva a cabo durante tres ocasiones especiales al año: el Corpus Christi, la Inmaculada Concepción y el inicio de la Cuaresma. Los Seises bailan frente al Altar Mayor, ofreciendo un espectáculo lleno de historia y devoción.
La Iglesia del Sagrario
Integrada en el complejo de la Catedral, la Iglesia del Sagrario es un templo construido en el siglo XVII en estilo barroco. Este espacio, que destaca por su bóveda con linterna y su impresionante retablo mayor, es otro de los tesoros que los visitantes pueden descubrir en la Catedral de Sevilla. Su rica decoración y su importante valor artístico la convierten en una parada obligada para todos aquellos que deseen profundizar en la historia y el arte sevillano.
Una experiencia verdaderamente única que ofrece la Catedral de Sevilla es la oportunidad de visitar sus cubiertas. Este recorrido permite a los visitantes descubrir la catedral desde una perspectiva completamente diferente, ofreciendo vistas panorámicas inigualables de la ciudad. Caminar por las cubiertas de la catedral no solo brinda la oportunidad de admirar la magnificencia arquitectónica del templo desde cerca, sino también de contemplar de cerca detalles que suelen pasar desapercibidos, como las vidrieras o los arbotantes. Esta experiencia ofrece una comprensión más profunda de la historia, la arquitectura y el simbolismo que han hecho de la Catedral de Sevilla una de las más importantes y admiradas del mundo.
Para comprar entradas, pueden visitar la web oficial de la Catedral de Sevilla.
La Catedral de Sevilla, como cualquier edificio con una larga y rica historia, alberga innumerables curiosidades y anécdotas que han sido transmitidas de generación en generación. Algunas de estas historias resaltan la singularidad de este magnífico templo: