La Mezquita-Catedral de Córdoba, también conocida como la gran mezquita de Córdoba o Catedral de Santa María Madre de Dios, es un emblemático edificio religioso e histórico de Córdoba, España. Iniciada en el año 784, se erigió sobre la basílica hispanorromana de San Vicente Mártir, aunque estudios arqueológicos discrepan sobre la veracidad de esta tradición. Durante el Emirato y el Califato de Córdoba, la mezquita se expandió hasta cubrir 23,400 metros cuadrados, siendo la segunda más grande del mundo en su tiempo.
Tras la conquista cristiana en 1238, se consagró como catedral y en 1523 se añadió una capilla mayor cruciforme renacentista de estilo plateresco. Hoy, es el monumento más destacado de Córdoba y un ícono del arte omeya hispanomusulmán. Reconocida como Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad, ha sido también galardonada como un destacado sitio turístico y es uno de los monumentos más visitados de España. Además de ser un monumento, alberga el cabildo catedralicio de la Diócesis de Córdoba y sirve como lugar de culto católico.
Detallamos las fases de construcción por las que ha pasado la Mezquita Catedral de Córdoba:
La Mezquita-Catedral de Córdoba, más que un espacio de culto, es un centro de creación artística excepcional, donde se funden la arquitectura y las artes para crear un entorno suntuoso y espiritual. A lo largo de su historia, se han creado obras maestras que buscan acercar y hacer comprensible el mensaje divino. Entre estas joyas artísticas se encuentran:
El campanario que hoy se alza en la Mezquita-Catedral de Córdoba encierra las historias de un minarete originario del siglo X, obra de Abderramán III. Este minarete, aunque transformado, ha dejado su huella en el campanario renacentista diseñado por Hernán Ruiz III y completado por Juan Sequero de Matilla. La estructura, que ahora alcanza 54 metros, fue en su día un testimonio de la arquitectura andalusí, con un minarete de 47 metros adornado por un cuerpo principal y una linterna que coronaba el conjunto.
El Patio de los Naranjos, parte integral del conjunto, ha evolucionado desde su origen como patio de abluciones. Remodelado por Hernán Ruiz I en el siglo XVI, este oasis en la ciudad de Córdoba es hoy un lugar de serenidad, donde el murmullo del agua de sus fuentes se mezcla con el aroma cítrico de los naranjos. Las galerías que lo rodean, con sus arcos de herradura y su decoración refinada, invitan a la contemplación y al recuerdo de un pasado donde convivían diversas culturas.
Dentro de este espacio de tranquilidad, la Fuente de Santa María y la Fuente del Cinamomo añaden un toque barroco al conjunto, cada una con su historia y su singular belleza. Este lugar no solo es un recinto cerrado de belleza arquitectónica, sino también un testimonio viviente de la historia de Córdoba, un lugar donde cada piedra, cada árbol, tiene una historia que contar.
La Catedral de Córdoba atesora un gran patrimonio musical, integrando música y liturgia en un binomio indisoluble. Desde el canto gregoriano de sus inicios hasta la compleja música polifónica, su historia musical es evidente en la preservación de códices y manuscritos desde el siglo XIII. La Capilla de Música, institucionalizada en el siglo XVI, organiza la vida musical catedralicia, contando con maestros de Capilla y organistas que han enriquecido su repertorio a lo largo de los siglos.
La Orquesta y Coro de la Catedral, creados en el siglo XXI, enriquecen las celebraciones litúrgicas con una amplia gama de composiciones clásicas y contemporáneas. Los órganos de la Catedral, con un protagonismo especial, contribuyen a la majestuosidad de la música catedralicia. El órgano de la Epístola, construido en 1700, y el órgano del Evangelio, del siglo XVII, son ejemplos de la artesanía organera, adaptándose a las nuevas tecnologías y permitiendo una variedad casi infinita de sonidos. Estos órganos no solo acompañan la liturgia diaria sino que también son protagonistas en conciertos y eventos especiales, destacando su importancia en el contexto musical y cultural de la Catedral de Córdoba.
La Mezquita-Catedral de Córdoba es un epicentro de conocimiento e investigación, con un amplio historial en estudios académicos. El Archivo de la Catedral es el pilar de esta labor investigativa, custodiando documentos capitulares y fuentes históricas cruciales para entender la evolución de la institución y de la ciudad misma. Alberga una valiosa colección de pergaminos, códices, actas capitulares, y 600 incunables, enriquecidos por el legado del obispo Martín Fernández de Angulo y la colección Vázquez Venegas. Este tesoro documental está disponible para investigadores, asegurando que el legado de la Mezquita-Catedral siga iluminando el pasado y presente de Córdoba.
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